Cuando me preguntan – ¿qué estudias? ¿en qué trabajas? ¿de qué estás haciendo las prácticas? – y respondo – Oceanografía–, muchas veces la respuesta que escucho es – ¡Ah! Los peces, ¿no? –, y ya cuando digo que en concreto sobre Oceanografía Física… en algunos casos te encuentras que la gente se queda con cara de póquer, porque nunca habían oído hablar de, por ejemplo, las boyas Argo o de gliders.  En el océano hay miles de estos instrumentos oceanográficos que hacen posible obtener información sobre la temperatura, salinidad e incluso de oxígeno y clorofila.  Esta información luego se utiliza para determinar la velocidad y trayectorias de las corrientes, las mejores zonas para pescar, el transporte de calor a través de los océanos…

Durante la carrera de Ciencias del Mar que realicé en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, a algunos de mis compañeros y a mí nos surgió la “necesidad” de dar a conocer las problemáticas ambientales en las que profundizábamos y que descubríamos en las aulas.  Al avanzar en mis estudios pude colaborar con distintos centros de investigación y asociaciones relacionados con el medio marino, haciendo que mi interés en la Oceanografía Física y en la divulgación de las ciencias marinas creciera, especialmente al ver el impacto que tenían las actividades que otros hacían y en las que participábamos.  

Fue en un congreso dónde oí hablar del proyecto Follow the Glider llevado a cabo por la ICTS (Infraestructuras Científico Técnicas Singulares) SOCIB (Sistema de Observación Costero y de Predicción de las Islas Baleares).  Me pareció un proyecto muy interesante para acercar la ciencia a la gente.  Fue así como, decidí aprovechar estas vacaciones entre el primer y el segundo curso del máster que estudio en Brest (Francia), en el área de Física Marina, para realizar unas prácticas con el departamento de divulgación del SOCIB y el IMEDEA (Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados).

Durante el mes de julio aprendí más sobre Follow the Glider, gracias a que pude revisar el material didáctico del que disponían (en catalán, español e inglés), elaborados para la realización de un taller sobre el proyecto.  Algo muy interesante es que los datos recogidos por los gliders se adaptan para que el alumnado de instituto pueda llevar a cabo el seguimiento de un glider y ver los datos a través de la web del programa (www.followtheglider.socib.es). Además, a través de la diversas actividades  que se realizan en este taller, se introducen para los alumnos distintos conceptos de  Oceanografía Física como son: el efecto de la temperatura y la salinidad sobre el agua de mar, la circulación termohalina o el fenómeno de los upwellings.

Otro interesante proyecto en que colaboré es ‘La Maleta del Mar’, dentro del proyecto «Medclic: el Mediterráneo a un clic».  Este es un proyecto conjunto entre La Obra Social ”la Caixa” y el SOCIB, que pretende no solo avanzar en la investigación científica marina, pero también hacer llegar los resultados obtenidos a la sociedad.  Mi trabajo consistió en la elaboración de  una guía del proyecto y una serie de actividades que puedan ser realizadas por los docentes en sus centros (colegios e institutos).  Esto me pareció muy útil e interesante porque permite que  los centros dispongan de herramientas con que hacer demostraciones y/o experimentos científicos para los que, en muchos casos, no podrían destinar recursos suficientes.  Además “la maleta” incluirá actividades de otras disciplinas relacionadas con los proyectos del SOCIB como, por ejemplo, la monitorización de playas.

En cuanto a mi experiencia elaborando las actividades, descubrí otros proyectos  que realiza el SOCIB (como el Bluefin Tuna o el programa OASIS con tortugas marinas y gliders) así como sus infraestructuras como  la monitorización de playas, los radares costeros HF y los gliders, entre otros. También pude comprender la importante tarea que realiza el departamento de divulgación del SOCIB al adaptar los complejos trabajos y proyectos científicos que llevan a cabo, para que todo el mundo, (científico o no) y sobretodo los niños y jóvenes, puedan entenderlo.  

Y ahora, tras realizar estas prácticas, estoy aún más segura de que la divulgación es un aspecto vital de la investigación como parte intrínseca de las actividades científicas.  También me ha hecho darme cuenta que no es una tarea fácil, ya que a veces hay que simplificar conceptos científicos complejos, a la vez que se hace de estos algo divertido e interesante.

La segunda parte de mis prácticas las realicé en el IMEDEA, un centro mixto de investigación entre la Universitat de les Illes Balears (UIB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), donde trabajé con el simulador SWOT (Surface Water Ocean Topography) de la NASA.  El SWOT será un satélite que la NASA conjuntamente con la CNES (agencia espacial francesa) pretenden lanzar al espacio en el 2020.  Este satélite pretende proporcionar datos de la altura superficial del mar a mayor resolución espacial, datos muy importantes para observar los remolinos presentes en el océano, de gran importancia, por ejemplo, para conocer dónde se encuentran los nutrientes y, consecuentemente, los peces.  El simulador genera datos muy parecidos a los que el satélite proporcionará próximamente, y por tanto nos permite empezar a pensar cómo tratar los datos.

Por último me gustaría dar las gracias a los miembros del SOCIB y del IMEDEA con los que trabajé. A veces me hizo falta su ayuda y siempre estaban ahí dispuestos a ayudarme.  A Joaquín Tintoré, el director del SOCIB, por darme la oportunidad de realizar con ellos las prácticas.  A mis tutores Àngels Garau (SOCIB) y Evan Mason (IMEDEA), a vosotros, gracias, muchas gracias por todo lo que me habéis enseñando y por el tiempo que me habéis dedicado para ello.  Cómo no, a Ananda Pascual, que es quien ha hecho posible que pueda realizar estas prácticas, y se ha portado muy bien conmigo preocupándose de que todo me fuera bien. Por último, a ti, que estás leyendo esto, por tomarte el tiempo y el esfuerzo de continuar hasta aquí.